Antes que se convirtiera en laguna, en su lugar había mucha producción de maíz, papa; poco a poco los sembríos se iban reduciendo, en su lugar se construyeron casas, y así la población fue aumentando con la llegada de gente de otro lugares. hubo un momento en que ya no había tierras para el sembrío, entonces trajeron tierras y las colocaron encima de piedras planas para poder ganar un poco de terreno para el sembrío. La lucha entre vecinos a causa de falta de terrenos fue evidente, entonces hubo pleitos, toda la población se convirtió en envidioso, es así que vivía este pueblo sumido en la envidia.
Un cierto día se presentó un anciano de cabellos oscuro en una fiesta de bodas que se celebraba en el pueblo. Denme de comer y beber dijo, pero ninguno de los presentes en la fiesta le prestó atención, en su lugar lo insultaron y lo echaron.
Luego de ser echado de la fiesta el anciano se dirigió hacia el final de la calle y allí encontró a una mujer que iba cargado su hijo y su ovejita al lado (Mama Petecc), la humilde mujer le invitó a pasar a su casa, entonces el anciano contó de como lo había tratado en la fiesta, la mujer un poco apenado le invito harina (machka) molida en un batán. Antes de probar la harina el anciano suplico que le regalase algunas flores de su huerta, a la que la mujer accedió amablemente.
Tienes que irte de este pueblo, muy pronto será destruido advirtió el anciano a la mujer, desconcertada se alistó y cargo a su bebé y su ovejita al costado y se puso en marcha. Antes que atraviese la puerta el anciano volvió a advertirle diciendo; no voltees la mirada aun escuches truenos.
Ya lejos del pueblo a la altura de Huayrapata se escuchó estruendos fuertes, pero recordó que no debía mirar hacia atrás, la mujer no resistió la curiosidad y volteo hacia Pacucha. La mujer alcanzó a ver cómo del mismo centro del pueblo brotaba agua en cantidades y todo el pueblo se sumergía bajo el agua.
La población que vive a los alrededores dicen escuchar cánticos de mujeres y el repique de las campanas y otras veces se oye cantar de las sirenas que transcribimos.
Ya me voy de este pueblo
voy a tomar desayuno en San Jerónimo.
Voy a almorzar en Andahuaylas y
voy a cenar en Talavera.
Fuente: explorandoapurimac
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